La propiedad intelectual y el valor del conocimiento

Por Martín Carranza Torres (*)

propiedad intelectualCómo proteger los conocimientos que tengo y cómo adquirir aquéllos de los que carezco, ésa parece ser la gran pregunta de los sistemas de propiedad intelectual y ésa es también, sin dudas, la diferencia entre algunas empresas exitosas y otras que no lo son.

Se dice que una razón para el notorio éxito comercial de ciertas minorías raciales y religiosas, pudo haber radicado en las redes de información con que contaban, que eran relativamente inaccesibles a los de afuera.

Muchas empresas entendieron el valor de su conocimiento e inventaron medios para protegerlos; esa diferencia competitiva ha sido determinante.

Por ejemplo, la Dutch East India, compañía holandesa creada en 1602 con el objeto de llevar a cabo el comercio marítimo entre Europa y Asia, fue una de las empresas más importantes del mundo antiguo. Se la conoce incluso como la primera empresa multinacional de la historia. La compañía tuvo un éxito enorme atribuido, entre otros factores, a la eficiente red de información con que contaba.

Ahora bien, el valor de la información depende en gran medida de la manera en que ésta sea explotada. Hay casos de iniciativas privadas muy interesantes que hicieron de la información un negocio, empezando con la mera casualidad.

La información es valiosa; el conocimiento, que no es otra cosa que la aplicación de inteligencia a una información dada, también lo es. El derecho siempre trata de equilibrar los intereses entre las personas.

Sea cual fuere el nombre que se le aplique en cada momento histórico, el conocimiento ha sido siempre un valor muy preciado por la humanidad. En estos días como nunca antes su valor pecuniario aumenta en proporciones geométricas. El conocimiento ha dejado de ser una mera ventaja competitiva. En la Era Industrial fue importante; lo fue en la Edad Media y también en el Renacimiento; ahora es en sí mismo comerciable y la diferencia entre tenerlo y no tenerlo significan millones y millones de dólares.

Tecnología y Derecho han tenido siempre una relación tortuosa. Para que el conocimiento pueda, de alguna manera, ser propiedad de personas determinadas fue necesaria una evolución jurídica importante.

Es por esto que hay una constante en la relación entre la generación de conocimientos y la propiedad intelectual. Los pueblos culturalmente más avanzados producen más conocimientos y valoran más los suyos y los de terceros, por lo que procuran un régimen jurídico más protector de sus creaciones. Como contrapartida, los pueblos que menos valoran los conocimientos no solamente producen menos bienes culturales, sino que además desprecian en mayor medida las producciones culturales propias y ajenas, dándoles menores protecciones.

De todas maneras, en toda época de la humanidad, la obtención del conocimiento que no tengo y la protección del que sí tengo parece haber sido preocupación permanente.

Las leyes de propiedad intelectual son importantes a esos fines. Limitémonos cuidadosamente a protegerla y valorarla.

Adaptación de extractos del libro: Derecho de la Innovación Tecnológica. Una historia del tecnotropismo capitalista, Abeledo Perrot, Bs. As., 2008, Segunda Parte, Cáp. 7.

(*) Socio de Carranza Torres & Asociados -Asesoramiento Legal en Tecnología-

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