Delitos más comunes entre jóvenes: robos con violencia, con fuerza y maltrato a padres

El aumento de la violencia de los menores hacia sus progenitores está experimentado un incremento. Las agresiones tanto físicas como verbales hacia los padres constituyen una realidad en algunas familias dentro de una sociedad donde parece que han desaparecido los límites.

 

Durante las primeras jornadas sobre Crimonologia, Seguridad y Derecho Penal celebradas en la Universidad Jaume I de Castellón, se ha resaltado esta situación que según los expertos está experimentando un auge especialmente en las clases medias altas.
¿Las causas? Se unen varios factores pero muchos especialistas coinciden en que la falta de límites y el cambio de roles entre padres e hijos son dos de las causas que han favorecido estos comportamientos.

 

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Entre los menores, los robos con violencia o con fuerza son los delitos más comunes, aunque el maltrato a los padres empieza a subir puestos de forma peligrosa. Las cifras son un claro exponente de esta situación, por ejemplo en una provincia como Castellón, durante 2012, se dieron 17 casos de denuncias de agresión a padres, mientras que la Fiscalía de Menores de Salamanca, asegura que en 2013 fueron juzgados por este motivo 23 niños y adolescentes.
Uno de los problemas de la violencia de los menores a los padres es que estos no suelen denunciar, algo que se comprende por el sentimiento de vergüenza que suelen experimentar los progenitores al confesar su situación. De hecho, las últimas estadísticas reflejan que sólo uno de cada ocho padres es capaz de denunciar, lo cual es a su vez una dificultad para abordar este problema. El sentimiento de culpa y de responsabilidad sobre lo que les está ocurriendo es lo que principalmente impide que los padres denuncien.
En estos casos el apoyo psicológico de menores y niños resulta crucial, pues tal y como aseveran los expertos sólo trabajando de forma conjunta se pueden llegar a controlar esos comportamientos agresivos.
Al mismo tiempo, es importante conocer que los menores que generalmente adoptan estas actitudes suelen provenir de clases medias alta, ya que sus padres son más permisivos con ellos y suelen conseguir todo lo que piden. Al no tener cultura de esfuerzo si se les niega algo reaccionan con violencia, por eso es raro que estos casos estén protagonizados por menores con padres de ingresos bajos o de determinadas etnias.
Actualmente, una vez que se denuncian este tipo de conductas el menor se somete a un régimen semiabierto que se basa en que éste pueda realizar actividades fuera del centro de rehabilitación además de poder usar los recursos del entorno comunitario por medio de salidas controladas. Las actividades son educativas y se desarrollan en parques naturales o se practican de deportes, etc. En cuanto al régimen de visitas a los familiares, destacar que suele ser un fin de semana al mes hasta el primer tercio de la pena y dos veces al concluir la misma. Si se aprecia una evolución positiva, entonces cabe la posibilidad de ampliarlas a todos los fines de semanas del mes siempre que el juez lo autorice.
La reinserción es posible, según los expertos pero se ha de actuar con rapidez por eso es recomendable denunciar desde el primer momento

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