El futuro laboral está en ser hacker

 

Sí, ser hácker es una demanda que está en auge. Las empresas necesitan háckers, porque un hácker no siempre es “malo”, de hecho casi nunca lo son. Lo que ocurre es que sólo se difunden las noticias negativas, es decir, aquellas en los que estos ciberdelincuentes usan sus habilidades con fines que están al margen de la ley.

 

 
Pero la realidad es que los hácker ayudan a las empresas. Evidentemente estos perfiles no se buscan de forma oficial en las páginas de empleo, pero estos expertos son muy útiles para los compañías. Normalmente se trata de personas que saben de contraseñas, fallos de seguridad, sistemas de vigilancia y control. A las empresas les son prácticos por muchos motivos, entre ellos para precisamente detectar esos fallos de seguridad que las hacen más vulnerables.

 

 

Anonymous is Friendly?
Les permiten probar, curiosear, ver hasta dónde pueden llegar porque es lo que les gusta hacer a ellos y, por tanto, a sus posibles enemigos. En las empresas no se les suele llamar háckers evidentemente sino como analista de programas o software.

 

 
En este sentido, por ejemplo Google ha creado lo que se conoce como Project Zero y que está compuesto por estos expertos de la informática. La creación de esta división es la respuesta a Heartbleed, la brecha de seguridad descubierta hace unos meses precisamente por unos de sus trabajadores.

 

 
De hecho, algunos de estos especialistas se han hecho famosos por destapar fallos de seguridad relevantes. Por ejemplo, Kevin Mahaffey, junto con dos de sus socios, se introdujo en los teléfonos de los famosos, pese a haber alertado a los fabricantes de móviles de sus fallos de seguridad. Ahora es director de una empresa de seguridad que tiene 60 millones de usuarios en todo el mundo.

 

 
En otras ocasiones los háckers son demandados con fines poco decorosos, por ejemplo para vigilar la competencia o en el caso de ciertos estados, como ya se ha sabido de algún caso, para realizar acciones de contraespionaje. Sin embargo, estas prácticas sí son ilegales y están penadas.

 

 
A los háckers les gusta sentirse importantes, útiles y, sobre todo, sentirse valorados. Los salarios suelen ser elevados y por lo que cuentan las empresas los tratan muy bien, de modo que como oferta laboral se convierte en una alternativa interesante, aunque hay que tener ciertas habilidades y sentir mucha pasión por lo que se hace. Y, por supuesto, no permitir la manipulación de la empresa o institución que se interese por nosotros y no permitir que usen nuestros conocimientos con fines dudosos, pues podríamos incurrir en delitos graves.

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